A través de las artes marciales realmente descubrimos quienes somos y aprendemos el camino para ser mejores seres humanos día a día. Requiere mucho coraje y determinación. Me llena de mucho orgullo y satisfacción poder guiar y compartir este camino con mis alumnos y compañeros de la mejor manera: en el doyang.
Si la mejor forma de cambiar al mundo es con el ejemplo, ¿no es tiempo ya de compartir con los demás conocimiento y tiempo?
Desafortunadamente no todos tenemos la suerte de tener buenos profesores, tiempo para entrenar e investigar o simplemente un lugar en donde hacerlo. Y esto contribuye a que mucho del conocimiento y los avances se pierdan al irse esfumando poco a poco la cadena de enseñanza.
Debemos entender que siempre va a haber gente mucho más preparada que nosotros en cualquier índole, si eres de los pocos que conoce o ha aprendido algo que otros aún no han encontrado, ¡ayuda compartíendolo! te sorprenderá saber cuan agradecidos estaremos todos.
Vengo de una familia de médicos acostumbrados a la lectura, el estudio, al deporte y a una gran dosis de disciplina. Apenas con ocho años me inicié en el Taekwondo, en ese entonces conocido como Karate coreano.
Las artes marciales me han acompañado toda mi vida, gracias a ellas siempre he encontrado resguardo, serenidad y claridad hasta en los momentos más difíciles, por muy lejos que me encuentre del mat.
Estoy segura las artes marciales contribuyen a formar mejores seres humanos, con un estilo de vida saludable, con el deseo de seguir desarrollándose tanto física como mentalmente.